No sé donde mirar, donde esconder mi cabeza
quisiera vomitar, estoy reventándome por dentro
cierro mis puños tiritando
mi mandíbula se auto destruye
laceraciones y ojos saltones,
dolor, desesperación
si el equilibrio es el caos, el equilibrio es un infierno
este infierno se está tragando mi alma, mi espíritu
mi cabeza pareciera desprenderse de mi cuerpo
y la sensación de que algo se consume todo es
lo más duro de tragar
tragar cosas y no escupir-lo, quisiera vomitar
vomitar lo que no está en mi, no está en mi alma, en mi espíritu
el miedo dejó de ser saludable o adaptativo
es crónico, es pánico, paralizante, ensordecedor
desasosiego
redención.
Vaciar o llenar, limpiar o arreglar, me quedo sin verbos
y califico de tristeza, desesperanza, pánico crónico
si del destino éramos dueños, en qué minuto mi voluntad
dejó de ser lo que era, en que minuto mi destino ya no parece
ser formado por la voluntad propia, moldeándose por
meteoritos, cortes, taques, odio, reencor
en que momento el anochecer se vuelve tan frío
solitario y húmedo de lágrimas
la balanza rota, el silencio desgarrador
el ruido estruendoso
donde se fue en estos segundos
la belleza de la simpleza
que siempre solía admirar
a veces las tormentas son tan cortas
y violentas
como huracanes
huracanes que nos cambian todo lo que viene por delante
y yo, siempre tan dispuesta al cambio
no sé donde voy a pisar
y si es un campo minado, nunca estaré segura
me siento con tanto miedo que no quiero confundir con cobardía
pero ganas no faltan de acorazarme y encerrarme
