certeza:

Just... keep walking :)

miércoles, 13 de mayo de 2015

Tengo un plan

Después de navegar en mi barco roto, paré en una isla de posición neutral.
Necesitaba tanto estar en paz,que me bajé y me senté de pie y brazos cruzados, era un lugar tan pequeño que desde el comienzo se veía el fin. 
La arena era corriente, y el agua que me rodeaba también. El cielo, con un par de nubes.
Nada espectacular, un paisaje que se me hacía común.
Estaba ofuscada, a ratos nerviosa, a ratos furiosa.

Di vueltas como un león enjaulado durante semanas, fui insistente, tenía la sensación que si pensaba un montón encontraría una solución ¡Sabría por fin donde seguir!
 Mi mapa estaba roto, y había perdido la confianza en mi brújula.

Pero como ya era costumbre, perdí mis preciados tic tacs, no llegó ninguna solución, no se iluminó ninguna ampolleta.
Confundida, me puse a recordar. Dolía tanto recordar, había atravesado por tantos continentes en guerra, tuve que tirar mi antiguo barco porque ya no servía, sólo encontré un par de maderas viejas para fabricar el que traía, que lamentablemente ya estaba roto.

Pero estaba rumiando demasiado, ¡estaba en un lugar neutral! y después de tanto ajetreo, no había notado que porfín tenía aquello que tanto anhelaba: tranquilidad.
Entonces me reí. Me causaba gracia que pasara meses rígida, con el ceño fruncido y los brazos cruzados, en esa postura tan inflexible que ni aunque me estuvieran dando la solución de todas las guerras en mi cara, jamás lo habría asimilado.
Entonces me solté, y luego de reírme noté que el cielo se había despejado.
Me senté en la arena, y la brisa comenzó a entumecer-me. Pensé en que no tenía abrigo, ni donde acurrucarme, nadie a quién abrazar y volví a ponerme tensa... 
pero ya sabía lo que debía hacer
Me despreocupé, y fui en busca de ramas y hojas para armar una cama. Me di cuenta que llevaba mucho tiempo durmiendo mal, con frío y peleando conmigo misma.
Entonces, recordé lo lindo que se sentía cuidarse. 
Mi cuerpo comenzaba a sentirse más ligero.
Llevaba unas semanas haciendo fogatas y alimentándome de las frutas que encontraba y los peces que atrapaba. 
Cuando miré a mi alrededor, la isla se había vuelto de arena blanca, suave y fina y al final del mar se lucía frente a mí un hermoso atardecer. Ese momento fue simplemente perfecto. Muy simple. Muy perfecto.
Desde ahí las cosas se volvieron más sencillas, caminaba recorriendo cada rincón de esa hermosa isla. Que no era nada común, era preciosa. Era mi isla, y si yo buscaba en ella con motivación encontraba todo lo que necesitaba y, si de casualidad me arrebataba, la isla no me daba nada. Me estaba creando mis propias oportunidades con mi actitud.
Un día choqué con mi viejo barco, y decidí que ya era tiempo de partir.
Lo reparé, con la simpleza y belleza de la isla, hice de mi barco un lugar cómodo, bonito y útil para seguir mi rumbo.
Pero comenzaba un proceso duro... dejar el lugar que tanto me dio.
Pero entonces algo se iluminó en mí.
Nadie me había dado nada, lo había hecho todo por mi cuenta.
No tenía por qué atarme a la isla.
Ni a mi bote.
Ni al camino que llevaba antes.
Sólo tenía que hacer lo que en verdad quisiera, lo conseguiría.
Entonces me subí al bote llevando comida suficiente y
miré para atrás por última vez
Esa isla estará en mi mente y cada vez que la necesite
volveré
y crearé mis oportunidades.
Volví a confiar en mi brújula 

Y me di cuenta de algo muy importante
Realmente no necesitaba un mapa. 

Volver

Me encanta decir cosas sin decirlas
y la cara de duda que ocasiona
La gente suspicaz me atrapa
y entonces queda más nada que una sonrisa cómplice
de los sujetos
que siempre miran más allá.